La Kumbh Mela es uno de los encuentros espirituales más masivos y antiguos de la humanidad. Ese año en particular, las autoridades indias anticipaban cifras récord: millones de peregrinos llegarían desde distintos puntos del país para participar en un evento que combina fe, tradición y una logística de dimensiones descomunales. Estando en Varanasi, la ciudad sagrada que concentra gran parte de la vida espiritual del norte de la India, decidí aprovechar la oportunidad para presenciar la Kumbh Mela por primera vez. Me movía la curiosidad, pero también la necesidad de comprender cómo se vive un evento que para muchos creyentes representa la purificación absoluta, una cita con lo sagrado y una tradición que trasciende generaciones. Desde antes de iniciar mi viaje, comencé a notar algo: la Kumbh Mela no reúne únicamente a devotos locales. En trenes, calles y ghats me encontré con visitantes de otros continentes, todos interesados en observar de cerca uno de los rituales colectivos más grandes del planeta. Ese contraste entre lo profundamente espiritual y lo global fue marcando mi experiencia desde el inicio. En este post comparto, de forma personal pero informativa, cómo fue vivir mi primera Kumbh Mela: lo que vi, lo que sentí y lo que aprendí al enfrentarme a un evento tan masivo como complejo. Bienvenidos a este recorrido que se llama Kumbh Mela.
Un poco de historia, qué es la Kumbh Mela:
La Kumbh Mela es un festival religioso hindú con raíces milenarias. Se celebra alternadamente en cuatro ciudades (Prayagraj, Haridwar, Ujjain y Nashik) y su origen se vincula al mito del “kumbh”, la vasija donde los dioses habrían guardado el néctar de la inmortalidad. Durante la disputa por esta vasija, cayeron gotas en estos cuatro lugares, marcando los sitios sagrados de celebración. El evento reúne a millones de peregrinos que viajan para bañarse en ríos considerados divinos, especialmente en el punto donde confluyen el Ganges, el Yamuna y el río mítico Saraswati. Se cree que este baño purifica el alma y limpia los pecados.
Cómo llegar al Kumbh Mela:
Como ya saben desde mi ultimo post, me encontraba en la ciudad de Varanasi, que es realmente cercana a Prayagraj. A primera vista, llegar desde Varanasi a la Kumbh Mela parece sencillo. En la práctica, resultó una de las experiencias logísticas más intensas que he vivido viajando por India.
Debido a la importancia del festival, todos querían desplazarse hacia Prayagraj, lo que hacía que los trenes, taxis y autos privados se agotaran rápidamente. Reservé mi billete con anticipación, pero aun así los precios eran mucho más altos de lo habitual y la disponibilidad se reducía en cuestión de horas.

Recuerda que la mejor manera de movilizarte en India es a través de sus trenes. Aquí te dejo la página oficial por si necesitas hacer una reserva o consultar información. https://www.irctc.co.in/nget/train-search
Tomé un tren que salía a las 5:00 a.m. desde la estación de Varanasi y llegaba a Prayagraj alrededor de las 6:30 a.m. Para el retorno, solo encontré un billete a las 12:30 p.m., lo que significaba pasar todo el día entre peregrinos, templos, caminatas y multitudes. Muchos viajeros prefieren contratar un tour privado en auto, una opción ciertamente más cómoda. Sin embargo, con el tráfico extremo y los desvíos constantes, la realidad es que el tren termina siendo más eficiente para vivir esta experiencia sin quedar atrapado durante horas en la carretera.
Dónde alojarse cuando pasa el Kumbh Mela: Esta fue una de las preguntas más frecuentes que me hicieron. En Prayagraj, los precios de Airbnb, hostales y pensiones se disparan durante la Kumbh Mela. Además, después del festival vi varias publicaciones de viajeros denunciando estafas, reservas falsas y alojamientos que no existían. Por eso, desde mi experiencia, lo ideal es quedarse en Varanasi y viajar a Prayagraj solo para el festival. Es más seguro, más económico y te evita caer en publicidad engañosa. Si decides asistir en el futuro, revisa siempre comentarios de viajeros internacionales y evita reservar en páginas poco fiables.
Qué hice apenas llegué: La estación de Prayagraj era un escenario saturado. El caos visual y auditivo hacía difícil orientarse. Desde la ventana del tren ya podía ver miles de carpas improvisadas extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista, instaladas para dar refugio a los millones de peregrinos. Era impactante observar tanto movimiento humano en un solo punto: familias enteras, ascetas, turistas, vendedores, policías y voluntarios, todos convergiendo hacia el mismo objetivo espiritual. Decidí aprovechar las primeras horas del día para recorrer algunos lugares importantes de Prayagraj antes de dirigirme al evento principal. Entre ellos:
- Khusro Bagh: Un extenso complejo mogol del siglo XVII rodeado de jardines silenciosos que contrastan profundamente con el caos exterior. Entre tumbas ornamentadas y arquitectura indo-islámica, el lugar se siente como una pausa necesaria antes de entrar en el torbellino humano del festival. Caminar por sus corredores fue casi terapéutico.

- Anand Bhawan: La antigua residencia de la influyente familia Nehru, hoy convertida en museo. Aquí se respira historia política moderna: desde la lucha por la independencia hasta las discusiones estratégicas que moldearon el país. Ver estos espacios antes de la Kumbh Mela fue un recordatorio del contraste constante entre fe, política y cultura en India.

- El Pilar de Allahabad: Una reliquia arqueológica impresionante: un pilar que reúne inscripciones de distintos periodos, desde emperadores Maurya hasta asentamientos mogoles. Es un objeto que literalmente condensa siglos de historia en un solo punto.
- La Catedral de Todos los Santos: Una joya arquitectónica británica con vitrales y detalles góticos. Su presencia en una ciudad marcada tan profundamente por la espiritualidad hindú crea un contraste visual y cultural poderoso.
- El Puente New Yamuna: Desde aquí vi por primera vez la magnitud de la Kumbh Mela levantándose en el horizonte: millones de personas moviéndose como un solo organismo, carpas interminables y un ambiente cargado de energía. Esa vista me preparó para todo lo que vendría.
La travesía hacia la Kumbh Mela: Desde el puente inicié una caminata interminable hacia los ghats donde los ríos se encuentran. A cada paso se sumaba más gente; en un punto ya no podíamos movernos con libertad. El sol estaba fuerte, el calor era agobiante y la necesidad de agua era constante, pero gracias a vendedores locales pude mantenerme hidratado.

Vi personas desmayarse por el calor, niños agotados, ancianos haciendo esfuerzos casi heroicos. Pero también vi familias celebrando, grupos cantando, devotos avanzando con una fe inquebrantable. Era una mezcla brutal entre caos y espiritualidad, una energía que no se puede describir completamente con palabras.
Qué encontré al llegar al punto principal: Cuando finalmente llegué, cansado y empapado en sudor, me encontré con un escenario impactante: miles de personas entrando al agua del Ganges en rituales de purificación. Había comida, carpas improvisadas, rituales, filas humanas y una marea de movimiento continuo.

El agua estaba oscura, lo cual no sorprende considerando el nivel de contaminación del Ganges. No entré a bañarme, pero sí terminé mojado inevitablemente al pasar entre la multitud. Más allá de lo higiénico, lo que realmente sobresale es el peso espiritual que este momento tiene para quienes viajan desde tan lejos: purificación, tradición, devoción.

La odisea del regreso a Varanasi: Salir del lugar fue tan difícil como llegar. Avanzar un kilómetro podía tomar dos horas. Las calles estaban colapsadas y cada vez seguía llegando más gente.

Después de caminar durante horas, agotado y mareado, me refugié en un pequeño local de comida rápida. Ese momento –sentarme, comer algo sencillo, recuperar el aliento– me recordó que a veces lo básico es lo que más se agradece. La Kumbh Mela me enseñó paciencia, resistencia y la fuerza que puede tener la fe colectiva.
En la estación de tren el caos era aún mayor. Retrasos de horas, personas amontonadas, trenes que apenas se detenían unos segundos. Logré entrar después de empujones y discusiones, y finalmente llegué a Varanasi a las 3:45 a.m., directo a una ducha que sentí casi celestial.

Mi conclusión personal sobre el Kumbh Mela:
La Kumbh Mela es impactante, fascinante y única. Pero también es caótica, agotadora y poco adecuada para niños, personas mayores o embarazadas. Días después leí en el New York Times sobre las estampidas humanas que causaron muertes durante la edición que visité, algo que me entristeció profundamente.
Aun así, es una experiencia irrepetible que muestra la fuerza espiritual de India y cómo la fe puede movilizar a millones. Me llevo aprendizaje, perspectiva y el orgullo personal de haber vivido de primera mano uno de los eventos más grandes del mundo.
Gracias por leer este artículo. Si tienes interés en viajar por India, en mi blog encontrarás más ,recomendaciones que pueden ayudarte a planear tu ruta por este país tan inmenso como fascinante.
Acá está el artículo del NY Times donde se mencionan las muertes y el caos ocurrido durante el Kumbh Mela. https://www.nytimes.com/2025/01/28/world/asia/india-stampede-maha-kumbh-festival.html

Algunas recomendaciones para el próximo Kumbh Mela:
- Usa calzado cómodo y resistente. Caminarás mucho.
- Mantente hidratado; el calor puede ser extremo.
- Lleva protección solar.
- Evita cargar peso innecesario.
- Ten mucha paciencia: el camino es largo, caótico y lento.
- Evita horarios de máxima congestión si no eres devoto.
- Mantén siempre un punto de encuentro si vas acompañado.
